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viernes, 3 de diciembre de 2010

LA MUJER PAGA LOS PLATOS ROTOS DE LA VIOLENCIA


El 25 de noviembre se recordó el “Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres”, por ese motivo en este mes de la no violencia y el respeto a los derechos humanos, se exige que las instancias judiciales cumplan su rol constitucional, eliminando el tráfico de influencias, la aplicación de normas desde perspectivas machistas evitando los ataques hacia  las mujeres  que son víctimas de la violencia.

En la ciudad de La Paz 7 de cada 10 mujeres son víctimas de la violencia, de enero a junio de este año se registró en todo el país 69 casos de asesinatos de mujeres, 43 son considerados “feminicidio” (muerte violenta en manos de familiares o conocidos), 20 de estos casos representan el 46% registrados en las ciudades de La Paz y El Alto, las restantes 26 muertes son por casos de inseguridad ciudadana y otros, según la información que brinda el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM).

¿Qué es el feminicidio?

 Es el  asesinato de mujeres por razones de género, son crímenes que tiene un patrón común: el intento de los agresores de dominar, poseer y controlar a las mujeres. Son la expresión más extrema de la violencia hacia las mujeres.

¿Quién comete todos estos asesinatos?

Podríamos estar enfrentando al asesino en serie más sanguinario de toda la historia, que en la mayoría de casos, el feminicida  tiene nombre y apellido, y usualmente ha amenazado por mucho tiempo antes de matar: “el marido”, pero en otras situaciones los parientes más cercanos como el padre o el hermano.

 “En mi casa siempre se tiene que hacer lo que mi marido dice y ordena porque si no le hacemos caso se pone muy violento y se desquita conmigo ,muchas veces he intentado dejarlo pero no puedo, porque el siempre me dice que si lo dejo, me va a buscar donde sea y no  me va dejar en paz ,me amenaza con matarme, por eso muchas veces me aguanto todos los golpes y los malos tratos además que no quiero que a mis hijos les falte nada” dijo Pamela M.

De 203 mujeres que viven violencia con sus parejas sólo el 28,5% denuncia estar en riego de muerte, habiendo recibido amenazas, agresiones, vejámenes, violaciones, golpizas y violencia extrema como quemaduras en el cuerpo, intentos de ahorcamiento, e incluso son obligadas a ingerir alimentos envenenados siendo atacadas con objetos contundentes, armas blancas y de fuego, según datos del CIDEM.

“Las causas que llevan a los hombres al feminicidio son los celos, el machismo, el  alcohol y  las drogas. El hombre cree que la mujer es de su propiedad, por lo que llega a pensar si no es de él no es de nadie, por lo que la mujer lo deja y él quiere volver con ella a si sea a la fuerza .Un celoso pasa por dos etapas, la primera es la duda y la segunda y más peligrosa es la convicción, la cual es una mezcla de deseo, venganza y  odio, éste último, es la pasión criminal por excelencia”, menciona la psicóloga Laura Zambrana. 

¿Las actitudes violentas son hereditarias?

“Muchas veces se cree que los hijos de un padre golpeador necesariamente se convertirán en esposos golpeadores, pero no siempre es así. Existe una predisposición en las personas a repetir actitudes paternas, y si se ha vivido en un ambiente de violencia, es posible que esa persona reproduzca ese comportamiento en sus relaciones de pareja. El niño que ve cómo su padre golpea a su madre y que en algunos casos también sufre el mismo tipo de agresión es un niño que presenta claros trastornos de comportamiento, como ansiedades, es violento con sus compañeros, tiene problemas de aprendizaje y baja autoestima, y no es raro que en el futuro se vuelva adicto al alcohol y a las drogas. Es una situación en la que el círculo de la violencia en su entorno familiar se convierte en una espiral que crece y desencadena muchos otros problemas. "Son productos de su historia personal, aunque hay personas que logran salir de esas situaciones, con ayuda profesional, pueden salir adelante y no reproducen esos conflictos cuando forman una familia, aunque no lo pueden hacer solos. Siempre necesitan de ayuda profesional.”comenta  la psicóloga Laura Zambrana. 

“En otros casos, la situación se vuelve más dramática y los hijos se convierten en verdugos de sus propias madres. Es decir, aprenden a tratarlas como lo hace el padre con una total pérdida del respeto hacia ellas. A veces es el mismo padre el que induce a uno de sus hijos a actuar de esta manera con su progenitora. 
lo aconsejable es que de manera paralela a la que los padres realizan algún tipo de terapia, también los hijos la reciban de forma separada”, aconseja la psicóloga Laura Zambrana. 

¿Un hombre golpeador puede cambiar?

La respuesta a esta pregunta no es muy esperanzadora, ya que si bien no existen cifras oficiales, el testimonio de las personas que trabajan en instituciones  de ayuda a las personas que sufren el maltrato familiar no da buenos augurios al respecto. "En los años que llevo trabajando no he conocido un caso en el cual un hombre que maltrata a su mujer haya cambiado de actitud. Es que el problema es estructural. Terapéuticamente tendría  que pasar un periodo muy largo para que pueda cambiar sus patrones de conducta, al hombre violento le cuesta reconocer que tiene un problema, mucho más si vive en una sociedad que no castiga sus actitudes y que, en cambio, tiende a culpar a la víctima.Es difícil, pero no imposible que un hombre cambie su conducta y reconstruya su familia” comenta la psicóloga Laura Zambrana. 

 Ve también que uno de los problemas que existe en el país es que a la hora de abordar el problema de maltrato familiar no existen programas que trabajen con los hombres golpeadores, como existen en otros países. Considera que es necesario que, tanto el hombre como la mujer, cada uno por su lado, inicien un proceso de cambio y luego, cuando los terapeutas vean conveniente, realicen otro proceso en conjunto. 

Al analizar lo anteriormente expuesto se comprueba que las motivaciones de los asesinos o por lo menos la mitad de ellos  son los celos los cuales llevaron a tomar  su decisión de matar. Si se analizan estas  variables  con el método que emplearon los homicidas, la explicación  se vuelve más coherente, ya que todos ellos mataron a las mujeres que consideraban de "su propiedad". 

Cuatro de cien casos de muertes de niñas y mujeres en el país acaban en sentencia al culpable. Los imputados se benefician con  medidas sustitutivas a la prisión, están con una detención domiciliaria o han huido del país porque estos delitos se consideran no “graves”. En datos obtenidos del CIDEM

En Bolivia el feminicidio no está incorporado en el Código Penal y este tipo de delitos se tipifican como homicidio o asesinato de  acuerdo al Art. 252 es : ”…el que matare 1) a sus descendientes, conyugue o conviviente sabiendo que lo son; 2) por motivos fútiles o bajos; 3) con alevosía y ensañamiento; 4) en virtud de precio dones o promesas; 5) por medio de substancias venenosas; 6) para facilitar  consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados; y 7) para vencer la resistencia de la víctima o evitar que el delincuente sea detenido. 

 Sin embargo, cuando un hombre mata a su pareja, sea  esta novia, esposa o concubina elude la aplicación de estos artículos alegando “Homicidio por emoción violenta”, logrando en la mayoría de los casos la pena mínima, por lo que  las mujeres del país exigen que el FEMINICIDIO sea incorporado en el Código Penal con pena de 30 años sin derecho a indulto.

Por:      LUIS FERNANDO PERALTA SÁNCHEZ
           ANDREA PAOLA RIOS

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